martes, 16 de junio de 2015

Pinturas rupestres en nerja

La Cueva de Nerja constituye uno de los yacimientos más ricos del sur peninsular en manifestaciones artísticas prehistóricas, ya que cuenta con 589 motivos agrupados en 321 grupos pictóricos y grabados parietales catalogados en dos grandes conjuntos, el Paleolítico Superior y la Prehistoria Reciente. El arte rupestre de la cavidad no puede ser visitado por el público por motivos de conservación. 
La distribución de este rico patrimonio pictórico se extiende desde la entrada hasta  aproximadamente la mitad del desarrollo longitudinal del cavernamiento, que alcanza 4.823 metros. Los artistas prehistóricos utilizaron con más profusión las Galerías Turísticas aunque existen relevantes representaciones en las Galerías Altas. 
El Arte Paleolítico puede agruparse en dos grandes conjuntos adscritos por razones de estilo y, en algún caso, por cronología absoluta, al Solutrense y al Magdaleniense. El primero abarcaría una cronología entre los 20.000 y 16.000 años antes del presente. La fecha de 19.900 años marca el inicio de esta primera etapa pictórica, según una datación (14C-AMS) efectuada sobre un fragmento de carbón utilizado para pintar un ciervo ubicado en las Galerías Altas. El segundo conjunto podría estar localizado alrededor de 12.000 años antes del presente.
La técnica artística más frecuente en la cavidad es la pintura, con un registro de colorantes que va del rojo al negro, siendo sobre todo el primero el que muestra la mayor variedad de tonos. Los métodos de aplicación fueron de tipo indirecto, con dedos, lápiz e incluso pincel.
Entre las especies de animales representadas se encuentran caballos, ciervos, cabras, focas y aves, acompañados por un importante lote de signos (puntos, líneas...).
Las manifestaciones rupestres adscritas a episodios de la Prehistoria Reciente muestran una acusada diversidad técnica y de estilos agrupados en cuatro bloques: pintura esquemática Típica, grabados esquemáticos, ‘Pintura negra tipo La Pileta’ y un conjunto de ‘Cazoletas’, a los que quizás habría que añadir algunas de las manifestaciones sobre soporte cerámico encontradas en la cavidad.
El primer grupo se dispone en el monumento a base de figuras humanas esquemáticas realizadas en rojo, con una fuerte vinculación a rituales funerarios, en función a las correlaciones detectadas en otras estaciones arqueológicas y su coincidencia en el tiempo con el apogeo del uso de la cavidad como necrópolis.  
Los grabados esquemáticos bitriangulares, adscritos al Calcolítico por su parecido con los confeccionados en soporte cerámico durante esta época, podrían corresponder a posibles representaciones de deidades femeninas. 
Existe un conjunto de motivos en negro similares a los encontrados en otros yacimientos, que pertenecen a lo que ha venido en denominarse ‘Pintura negra tipo La Pileta’, fechadas en torno al final del III milenio a.C. Otras manifestaciones simbólicas de esta época son las realizadas sobre cerámica, entre las que destaca un torso humano.  
Por último, el conjunto de ‘Cazoletas’ corresponde a un bloque de elementos muy singulares, erosiones circulares que horadan columnas u otros espeleotemas empleando la técnica de piqueteado. Su adscripción prehistórica queda determinada por un ejemplar cubierto por sedimentos del Calcolítico.

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